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¿Por qué me volví cristiano?

  • Foto del escritor: Marco Cervantes
    Marco Cervantes
  • 1 nov 2018
  • 7 Min. de lectura


Yo y mi casa serviremos a Jehová.


Hola mi querido #lector/a, hace mucho que no nos leíamos; me da mucho gusto que te hayas tomado unos minutos de tu tiempo para conocer este pequeño pedazo de historia que estoy a punto de compartir contigo, prepara tu corazón y tu mente, porque voy a comentarte el por qué me volví #cristiano y el por qué miles de personas al día deciden igualmente tomar esta maravillosa decisión.


Todo comenzó aproximadamente en el año 2015, yo estaba cursando mi internado en el Hospital Central Militar de México, y he de decir que de los 6 años que dura la carrera, siempre el año de internado suele ser el más difícil, pesado y sacrificado para el médico en formación; pero ahí estaba yo, un médico civil prácticamente formado, intentando comportarme a la altura de la ocasión.


A estas alturas ya había cursado aproximadamente tres cuartos del año, me faltaban 2 rotaciones solamente, y una de ellas era muy temida, ya que se decía que sus residentes eran muy mala onda, y que el servicio en general siempre estaba pesado, ya que muchos pacientes podían ingresar en una sola noche. Llegué entonces a tan temido servicio y vaya que era todo lo que me habían contado, prometido y aún más, era ¡HORRIBLE!; muchísimos pacientes, los residentes no eran como en otros servicios (excelentes maestros) que se quedaban a enseñarte, estos se iban y no se sabía de ellos hasta alguna emergencia, no había tiempo alguno siquiera para descansar, para mi fue de esos servicios donde realmente te preguntas ¿Vale la pena sentirme así? ¿Vale la pena ser médico?.


Les soy sincero, yo no profesaba alguna religión como tal; si me hubiesen preguntado hubiera respondido por default como el 99% de los mexicanos, “católico”. Tenía valores bien fundamentados, que como a la gran mayoría, de vez en cuando me fallaban y dejaban salir a la superficie mi inmundicia (acciones, actitudes o pensamientos que desagradan a Dios según la #bíblia). Entonces aunque yo intentaba ser un “buen médico”, no podía realmente diferenciarme de cualquier otro #médico, y algo en mi interior me decía que había “algo más”, sólo que en ese momento no lo entendía, y tampoco sabía que me iba a tomar otros 2 años entenderlo.


Volviendo al centro de la historia, "me tocó una guardia terrible", estaba al borde del colapso físico y mental, y recuerdo incluso que llegué al llanto, ya que jamás en mi vida, ni siquiera en mis otras rotaciones había sentido tal agujero, vacío y tristeza como aquel día, pero lo que no sabía era que Dios tenía algo preparado para mi, algo increíble que transformaría mi vida para siempre.


Me di un descanso o “break”, para poder despejar mi #mente, y de repente se me ocurrió acudir a Dios en busca de ayuda... "Lo sé", muchos buscamos a Dios en medio de la batalla, en lugar de antes de la misma; entonces hice lo que creí fue una oración sincera y dije “hágase tu voluntad” y continué con la limpieza de mi área; al poco tiempo entre muchísima basura y hojas muy viejas, encontré una Biblia, y me dije ¿será coincidencia que esto esté aquí?, pero con la poca fe que poseía en aquel momento, decidí que Dios la había puesto ahí por algún motivo, por lo cual decidí abrirla en “donde cayera” buscando una señal, pero obviamente no ocurrió nada. ¿Qué esperabas? ¿Un estruendo milagroso y una luz como en las películas? Relájate, ya viene ese momento dramático. Retomando el hilo de la historia; no tenía dirección por parte de Dios, leía cosas que ni siquiera entendía, por lo que la dejé a un lado y dije “algo encontraré después”, pero no deseché la idea de hablar con Dios a través de ella.


Pasadas unas horas, tuve un momento para leerla nuevamente, sólo que esta vez le pedí a Dios que me revelase algo, lo que fuera, y al leer me crucé con el Salmo 66, y mis ojos se fueron al versículo 10 en adelante que dice:


“Porque tú nos probaste, oh Dios; nos ensayaste como se afina la plata. Nos metiste en la red; pusiste sobre nuestros lomos pesada carga. Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza; pasamos por el fuego y por el agua, y nos sacaste a abundancia”.

En ese momento comprendí de que #Dios me había estado probando todo este tiempo, desde el primer día en que me presenté todo de blanco a la facultad en ciencias de la salud de mi amada universidad, hasta el día de hoy que escribo este capítulo ya como un médico titulado, y la diferencia es que antes sus pruebas yo las llegué a ver como problemas, no como oportunidades para crecer, madurar y forjar carácter en mi. Las llegué a ver como obstáculos que no quería enfrentar, e incluso llegué a buscar la forma de darle la vuelta a estas mismas, pero ahora “PUEDO VER”, así como vi esa noche, esa guardia, ese momento; sólo le tomó un momento a Jesús para transformar mi entendimiento una vez y para siempre.


Salí vivo de esa guardia sin percance alguno, sin embargo, desde aquél día y durante los meses siguiente me percaté que había algo diferente en mí; sentía que en mi corazón comenzaba a haber un cambio, una transformación, una renovación. ¿De qué? No sabría explicarlo, pero comencé a ver que tenía mayor gozo, mayor felicidad, mayor plenitud y confianza en que si me esforzaba “algo o alguien” iba a honrar dicho esfuerzo. Llegó pues otra guardia muy difícil, pero esta vez no dude en buscar a Dios cuanto antes; sin embargo, la guardia no terminó de la mejor forma; recordé y dudé de aquella noche pasada tan increíble y de si los días subsecuentes habían sido una coincidencia en mi sentir, por lo cual antes de irme, le dije a Dios “¿Qué hago?”, y lo que sucedió a continuación fue increíble; me puse a recoger mis cosas y buscaba mi sello personal, el cual tenía mis datos y me era importante hallar, ya que con este sabían los médicos de base y residentes quien había hecho las notas durante la guardia (y de perderse podrían sacarle provecho negativo para mi); y no lo encontraba, entonces comencé a abrir cajones que no había tocado en toda la rotación, y dentro de uno, en medio de papeles y basura, encontré un pequeño recuadro enmarcado el cual decía…


“Yo y mi casa serviremos a Jehová” Josué 24:15

Y entendí... Ese día terminé de comprender que me había llegado el tiempo en el cual volvería al padre, volvería a Dios, dejaría mis pasiones y deseos terrenales, cargaría todas mis preocupaciones y tristezas en Jesucristo y volvería para servir a Dios.


Meses atrás, el que es mi actual Pastor había estado yendo a predicar el evangelio de Jesucristo a casa de mis padres, pero por el internado yo me había estado perdiendo de dichas pláticas, pero irónicamente a la par, Dios estaba trabajando en mi corazón; a través de las diversas situaciones día a día en el hospital, Él hacía que yo acudiese cada vez más en busca de su ayuda.


Finalmente llegó el final del internado, que terminó un miércoles, y a mi guardia (existían tres guardias A-B-C, la mía era la guardia C) le tocó ese día entregar las salas, y decir adiós, y recuerdo que esa noche fue solitaria, no tuve compañero de guardia, había terminado mis notas médicas, los expedientes estaban listos y archivados, salió el sol, pasé visita, todo estaba en orden; no me dieron ni las gracias y no es que esperase que lo hicieran, pero creo que muchos residentes ni siquiera sabían que era mi último día en el Hospital, un “cuídate y suerte” no hubieran estado de más; tomé mis cosas y comencé a hacer la reflexión del año que terminaba, recorría por última vez los pasillos como Médico Interno de Pregrado (MIP), llegué al final del hospital o l acceso principal donde está la PM (Policía Militar) antes de la calle y pensé “Gracias Dios”. Jamás estuvo en mis pensamientos los últimos 11 meses, pero el último mes había sido “mágico y diferente”, me había sentido totalmente otra persona en mi actuar y afrontar de las situaciones.


Crucé la calle, me subí a mi camión que iba al metro Polanco, voltee una última vez y volví a decir en voz baja “Gracias Dios”.


El año de internado fue uno de los mas difíciles en mi vida, pero fue donde comencé a acercarme a Dios; vendrían muchas otras fallas en los siguientes meses, las cuales tendrían consecuencias en mi vida, pero estas me llevarían a tomar la decisión de realmente “seguir a Cristo”, pero eso se los contaré algún otro día venidero (si Dios así lo dispone).


Esta historia es para exhortarte a BUSCAR A DIOS aún cuando no te sientas digno o suficientemente bueno, porque Dios te ama con los defectos que tuviste, tienes y tendrás, pero tu vida debe de tener como principio fundamental el “SEGUÍR A CRISTO”; todos tenemos circunstancias muy difíciles, a las cuales no les vemos final o solución, y a veces estamos en lo correcto, en “nuestra propia fuerza”, no podremos con el reto, y es justo ahí, donde el hombre natural termina que entra en acción lo sobrenatural.


Nos llamamos "Cristianos" porque al único que servimos y seguimos es a Cristo, a Jesús; a aquél que vino y murió en la cruz por nuestros pecados, los míos y los tuyos también. Este #nuevo día comienza a buscar a Dios, sólo se necesita un lugar, un momento, un encuentro para ser transformado/a por su espíritu santo. Créeme, yo estuve como tu en algún punto, sin conocer quien es JESÚS, creyendo que NO LO NECESITABA PORQUE MI VIDA IBA MUY BIEN; que equivocado estaba. El día que me propuse seguirle, comencé a ver aquello que ojo no ha visto y comencé a escuchar aquello que oído no ha escuchado.


Espero este tiempo haya sido de bendición para ti, así como lo fue para mi al escribirte esto, ¿Qué esperas para darle tu vida a Jesús? ÉL TE ESTA LLAMANDO ESTE DÍA.


Ojalá te haya gustado esta historia, si fue así, no olvides #seguirme y aún más importante no olvides #seguir a #CRISTO


Él pronto vendrá por su pueblo… Dios te bendiga.

 
 
 

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